Fuerza

Movía los dedos
La música
Los planetas
Constelaciones
Imperceptibles

Ojo siniestro

Perturbado ojo siniestro
Mira y desconoce las puertas
de la vida informe
Es fiel (y le pesa)

Cotidianidad muerta en
efluivos de pieles aplastadas

Mariposas vampirizando viudas
Vírgenes incontinentes
Horizonte siempre inalcanzable

Vida multicanal
Salvajismo vivificante

Miedo

¡Cuidado! ¡Peligro! Desde los diarios

Blancos suscriptores atisban con periscopios distorsionantes

La calle negra zapatea

¡Miedo!

Encerrados viajan en tanques

Ristras blancas de teclado mofándose y babeando

Por el blanco: culo de la negra

Para las bocas muertas

Para las bocas muertas

Ávidas de experiencia

Sólo existe una frase

Bordada en la realidad de las corbatas

Leche de foca

Mientras como, solo, me llama la atención la fotografía de la prensa: un hombre con rifle al hombro tintando nieve a su paso, roja; me fijo más: arrastra una pequeña foca. Y, como cada año, me escandalizo y escupo en silencio toda la barbarie que se me representa. Llega el segundo plato: cordero lechal, especialidad de la casa.

De camino a casa me dejo perder por las calles del centro, castellanas, atestadas de bares y restaurantes típicos. Desde los escaparates me siguen multitud de ojos: ojos, ojos de leche, ojos muertos, de leche muerta: cochinillos con su sombrero de cocina, cochinillos con camisa y pantalón, nonatos de suaves pieles: para crujir, para coser, para escribir.

Esa noche sueño cerdos níveos; toneladas de leche bulliciosa y roja salpicando pulcros azulejos. Rifles a modo de espetón; secante para facturas; y bocas codiciadas por la gula. Focas de etiqueta preparadas para la gran comilona haciendo cola desde el crucero.

Una película

Diez años en coma

Y cuando despierta él está ahí, por vez primera.

Ella se incorpora con el ojo pintado y la ceja hecha.

Ideas: Un combate

Combatimos las ideas aniquilando cuerpos.
¿Por qué no disparar al Cielo? –Propuso Platón
Mientras le metía fuego a la biblioteca de otro hedonista.

Necios

Os decís libres, y adoráis a los dioses

Justos, cuando nos juzgáis desde la cúspide del Imperio de la Ley de los siempre victoriosos.

Filósofos, y renegáis de vuestros cuerpos

Regidos, en la fe, por leyes que no osáis cuestionar

Os sabéis inteligentes al conseguir llegar a Dios por la razón.

Qué tristes

Qué tristes quedan las palabras atrapadas en papel
Fijas, muertas sin evolución posible.

Qué alegres cuando vuelan espejadas en tu boca.

Estas tristes letras no conocen sino pensamiento y espera
Espera a ser celebradas en susurrados gritos
Gritos que disturben un cuerpo virgen e inocente.

Futuro imperfecto V

A la estupidización por la tecnología.
Los seres eléctricos son seres ineptos.
Primero fue el apagón cerebral, luego será el eléctrico que traerá la barbarie.
Sin pilas no valemos nada.
Dejamos que el silicio recordara por nosotros, olvidamos lo que somos.

Futuro imperfecto IV

Amábamos tanto la seguridad que decidimos vivir en cárceles.

Futuro imperfecto III

Nada quedará, ni uno solo de estos poemas esculpidos en volutas de vicio que me consume. Nada, sólo el negro transcurso de mis pulmones al cerebro cuarteado, agujero negro, ávido vampiro de energías de mis desiguales compañeros. Sumidero de tantos necios –por buenos– pensamientos.

Necromancia

Toneladas de arena ignorancia

Fanatismos patrias victoriosas

Religión proselitismo mítico.

Debajo lo simple huesos

Sin recuerdo de causa interpretados

Eternos revisionistas a la moda

Cráneos machacados momias oro

Frescos séquitos sumisos

Acompañantes encuadernados clasifican

Según lo que dicen somos.

Arriba anaqueles letras

Inconclusas nombran propietarios

Héroes asesinos constructores

Mandatarios templos palacios

Castillos monopolizadores

La historia.

Futuro imperfecto II

Unas cuantas frases, páginas, y tenemos manifiesto. Una declaración, un motivo por el que seguir matando.

Decidnos cuales son los enemigos, mentid nuestra recompensa. Yo me encargo de las armas: palos y piedras.

Ahora ya los reconocemos, no sirven esas excusas, ¡traidor!, dadle muerte.

Diluidos en el Uno somos la gran fuerza.

Amputad los miembros gangrenados, segad sus ligaduras con las páginas-cuchilla de nuestro credo. Una vez libres de los pensantes colocaremos jefes-computadores formateados en hornacinas de silicio.

La masa peregrinando en viajes de ceros por fibras ciegas, romerías eléctricas que traerán a nuestras casas escenas de comunismo virtuoso, comunismo silícico.

Todos conectados al Uno, ¡hijos eléctricos, llegarán nuevos tiempos en los que nada, por fin, llenará vuestras no-vidas!

Comunistas eléctricos, vuestros cuerpos no volverán a conocer sufrimientos verdaderos. Depositad esas neuronas en la papelera y eliminadlas; nada es necesario ya, sólo voltios y fibras nerviosas conectivas.

Cavernas iluminadas con neones parpadeantes, meras extensiones del Gran Uno, del único, El-Que-Computa.

Trabajo

Sí, hay que trabajar

Crear absurdos mausoleos de inhumanas ilusiones

Faros para ciegos de dinero

Sumideros

Por los que escapa la energía de futuro

Alimento

Que nutra las arterias hediondas de los banqueros

Futuro imperfecto

Desbordados ya de tantos dioses transmutados, arrinconados en un espacio que ya no nos pertenece, deudores de pasados materiales aborrecidos, descubrimos el hastío; y tras este la cíclica violencia que marcará el futuro.

La piras inundarán las calles, brazos, discos, cables, manos crepitarán en simbiosis de oxígeno y electricidad, grasa y vocanadas de humo cavilante. Permanecerán ventanas eléctricas, caricias virtuales de amigos que no existen.

Defenderemos atrincherados nuestra carcel, propagaremos virus de inmundicia que colapsarán cajeros.

Muertos que retornarán con un reinicio; muertos, perpetuos violadores de impulsos eléctricos, pensamientos que ya no nos pertenecen.

Jaiku

Tras la ventana
Hasta el cactus fuerte
De sed perece

Niño muerto

Silencio, pasa despacio
cuida de no despertarlo

Cabeza baja
vista a otro lado
el no se atreve
no puede mirarlo

¡Cuidado! No despertarlo

Canta susurra bajo
ella le acuna
despacio
besa su frente
dedos y manos
llora la boca
de perdido hálito

¡Cuidado! ¡No despertarlo!

Cuando el último aliento de vida

Cuando el último aliento de vida
sumiso abandone tus ojos
cansado ya el cuerpo
de placeres y vivencias
tumbado espere sentencia
triunfaré
la batalla secreta extinguida
caminará contigo, a tu lado
yacerán tu cuerpo y mi pena
en conjunción eterna

Cuando de aquí partas
[y mueras]
morirá junto a ti
mi perdida
No sufriré tu falta
No lloraré tu ausencia
Celebraciones y fiesta
[alegría]
te servirán de endecha.

Béatrice

Qué teclas frías
qué impotentes palabras
derribarán cristalizados muros
unidas
para arribar pieles
tibias apenas entrevistas
en diarios gustos coincidentes

Mi pantalla triste sonríe
al pinchar los enlaces
que muestran inalcanzable
el bello rostro del anhelo