Ayer, frente a la barra, una mujer, oriental, bella y ausente. Los que estamos hablamos, nos miramos, moviéndonos en el medio.
Ayer, junto a mi, una mujer absorta, oriental y bella, no nos dirigía la mirada. Voz alta; en su pantalla ideogramas, silencio. No, no nos miraba.
Ayer, mismo lugar: hombres, alcohol, unos y ceros, humo, café, polvo, una bella coreana.
Ayer, dos ojos digitales, rasgados, bellos que... no, no nos miraron.
Ayer, junto a mi, una mujer absorta, oriental y bella, no nos dirigía la mirada. Voz alta; en su pantalla ideogramas, silencio. No, no nos miraba.
Ayer, mismo lugar: hombres, alcohol, unos y ceros, humo, café, polvo, una bella coreana.
Ayer, dos ojos digitales, rasgados, bellos que... no, no nos miraron.
Angel Martín
1 comentario:
Fué una mera coincidencia, anecdótica. Lo que me llamó la atención fué como ignoraba al resto del bar apoyada en la barra sobre su portatil.
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