¿Qué cual es la razón por la que nos drogamos? ¿Cuál es la causa del elevado número de adictos? En sociedades hiperregularizadas como la nuestra, donde te indican hasta el horario a adoptar para obtener el carnet de buen ciudadano, productivo y consumidor, es inevitable esta práctica. ¿Dónde acudir a socializar? Eliminan los lugares tradicionales de reunión, aparecen las nuevas catedrales del consumo, los centros comerciales, adoptamos las formas y maneras del norteamericano capitalismo de ficción. ¿Qué nos queda? Los bares –de momento– y las drogas –siempre–.
En esta época en la que se intenta negar –suprimir– la violencia, pretendiendo hacer de ella algo externo al ser humano, en la que se reprime cualquier intento de subversión, ¿Qué queda? ¿Cuál es la alternativa? Drogarse, evadirse, adormecer los impulsos del cuerpo, de este, nuestro cuerpo animal, que pide acción, futuro, resquebrajar los moldes actuales, la vida nueva.
Habéis creado monstruos conservadores de diecinueve años, y ¿clamáis por el uso que hacemos de la evasión? ¿Dónde acudir? ¿A parques? Pocos quedan ya, y menos se proyectan, no es productivo dejar un terreno para la ciudadanía que puede dar pingües beneficios a la política en el caso de edificar apartamentos de lujo. ¿Qué hacer en una ciudad? ¿Pasear por calles plenas de coches? ¿Acudir a un cine deplorable de alto precio? O, ¿Evadirse por un momento? ¿Reprimir esa vitalidad que nos solivianta? Drogarse y esperar. Drogarnos y fantasear sobre mundos paralelos, alternativos a este capitalismo atroz que no entiende de sentimientos, ni de personas, que observa altivo sobre su pedestal de incuestionable solvencia.
No hay alternativa. Los contrarrevolucionarios estarán felices en sus poltronas, lo consiguieron, tienen la sociedad adormecida con la que tantas veces soñaron.
En esta época en la que se intenta negar –suprimir– la violencia, pretendiendo hacer de ella algo externo al ser humano, en la que se reprime cualquier intento de subversión, ¿Qué queda? ¿Cuál es la alternativa? Drogarse, evadirse, adormecer los impulsos del cuerpo, de este, nuestro cuerpo animal, que pide acción, futuro, resquebrajar los moldes actuales, la vida nueva.
Habéis creado monstruos conservadores de diecinueve años, y ¿clamáis por el uso que hacemos de la evasión? ¿Dónde acudir? ¿A parques? Pocos quedan ya, y menos se proyectan, no es productivo dejar un terreno para la ciudadanía que puede dar pingües beneficios a la política en el caso de edificar apartamentos de lujo. ¿Qué hacer en una ciudad? ¿Pasear por calles plenas de coches? ¿Acudir a un cine deplorable de alto precio? O, ¿Evadirse por un momento? ¿Reprimir esa vitalidad que nos solivianta? Drogarse y esperar. Drogarnos y fantasear sobre mundos paralelos, alternativos a este capitalismo atroz que no entiende de sentimientos, ni de personas, que observa altivo sobre su pedestal de incuestionable solvencia.
No hay alternativa. Los contrarrevolucionarios estarán felices en sus poltronas, lo consiguieron, tienen la sociedad adormecida con la que tantas veces soñaron.
4 comentarios:
supongo que de alguna forma estoy de acuerdo contigo, pienso que el capitalismo nos aliena de forma que perdemos nuestra propia capacidad creativa y sentimental y nos obliga a buscar otras vías por las que experimentar esas carencias, ... afortunadamente siempre nos quedan los amigos y la gente que nos quiere, droguémonos con los sentimientos ¿qué te parece?
Hala, un beso.
Bien, me parece perfecto, eso es lo único que hace falta: Amor. La cuestión es que yo ahora no tengo ni eso...
plas, plas, plas... ovación de honor y en pie para el tío Angel.
Como sea "definitivo" me da algo... tengo mucho amor que dar, je, je, je.
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