viernes, diciembre 30, 2005

La solución final (de momento)

Otro más, es el cuarto folleto que aparece sobre mi mesa laboral. Supongo que los van dejando mis preocupados compañeros o el siempre gentil jefecillo. Tienen un argumento calcado, algunas páginas en blanco, pautadas, para que apuntemos nuestros triunfos –aquí no cabe el fracaso–, y muchas palabras juiciosas y bienintencionadas.

El día treinta y uno se realizará la Comunión Ibérica, habremos de alcanzar el sueño tetha. Todos, frente a nuestro televisor, con las piernas cruzadas abrazaremos la Luz, abandonando las nicotínicas tinieblas. Así de sencillo. El pope encargado de tamaña hazaña será una presentadora concienciada con la causa de la Luz, una jipi conversa.

El día uno de enero, tras la catarsis colectiva y superado el sueño tetha, despertaremos del letargo en el que nos tenía sumido el Oscuro –el negro y el rubio–; sin ganas de aspirar. Los desalmados e incívicos íberos que no hayan alcanzado la Luz habrán de salir de cualquier tipo de habitáculo con el maligno entre los dientes para adorar sus efluvios. Las patrullas kármicas, acaudilladas por la presentadora jipi, recorrerán las antiguamente fantásticas tabernas, armadas con mangueras de luz cósmica con las que convertirán a los absorbedores del fuego místico. Los que se resistan serán desterrados.

El día uno de enero del año dos mil seis en Iberia reinará la Luz, la de las compañías eléctricas que se encargarán de calentar las calles para que los adoradores del obelisco menguante puedan seguir financiando con sus diezmos a las patrullas kármicas. Estas, vencido ya el sahumérico enemigo, dirigirán ahora su chorro cósmico contra cualquier otra injusticia, contra el Mal que nos asola, ¿la grasa?

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