La Rusia Libre

Moscú, 19 de febrero, 1918

“Acabo de leer un documento recién llegado de Sebastopol: «Resolución adoptada por la tripulación del acorazado La Rusia Libre», se titula.

«¡A todos los que disparan sin ton ni son, sea en Sebastopol o fuera de ella.

»Camaradas, en realidad disparáis contra vuestras propias cabezas, porque pronto no tendréis con qué disparar contra los objetivos y os quedaréis plantados. Y entonces, queridos, os capturaremos a placer.

»Camaradas, la burguesía se traga incluso a aquellos que reposan en tumbas y féretros. Y vosotros, traidores fusileros, la ayudáis a tragarnos, porque estáis dilapidando municiones. Invitamos a todos los camaradas a unirse a nuestras filas e impedir a todos los soldados que disparen.

»Camaradas, hagamos una cosa a partir de hoy: qué cada disparo que hagamos diga: “¡Ahora hay un burgués o un socialista menos entre los vivos!”. Cada una de las balas que salgan de los cañones de nuestros fusiles deberá impactar en el pecho de alguno de esos gordinflones, en lugar de levantar espuma en las olas de la playa.

»Camaradas, cuidad cada cartucho más que a vuestros ojos. Con un solo ojo se puede vivir. Sin balas, la muerte es segura.

»En caso que durante los venideros funerales se realicen disparos en la ciudad o la bahía, habéis de saber que también nosotros, los marineros del acorazado La Rusia Libre, lanzaremos una buena andanada. No nos culpéis después, si os destrozamos los tímpanos y los vidrios de las ventanas.

»Por último, Camaradas, que no hayan más disparos inútiles en Sebastopol. ¡Que sólo haya disparos útiles: al corazón de contrarrevolucionarios y burgueses, y no al aire o al agua, que tan necesarias son para la vida!»”

BUNIN, Iván. Días Malditos. El Acantilado, 2007