lunes, enero 26, 2009

Hemingway en Cuba

Ernest Hemingway murió de un disparo de escopeta, corría el año 1961 cuando decidió poner fin a su existencia. Atrás dejaba una vida llena de aventuras, libros, mujeres y viajes; también una villa cubana, Finca Vigía, donde escribió El viejo y el mar. Fue su última esposa: Mary Welsh, la que, a su muerte, se hizo cargo del legado del escritor norteamericano. Según cuenta en su libro How it was, Mary regresó a la isla con la intención de catalogar la ingente cantidad de documentación acumulada durante los veintiún años en los que Hemingway habitó la casa. Pero desistió de tan titánica labor; quemó muchas de las publicaciones periódicas almacenadas, lo que según ella carecían de importancia; y el resto, unas 2000 cartas y manuscritos de sus obras, casi 900 mapas, 3000 fotografías y 9000 libros, revistas y folletos salvados de la quema, se convirtieron en parte del patrimonio cubano.

En el año 2002, Marta Arjona Pérez, presidenta del Consejo Nacional de Patrimonio de Cuba y Eric Hershberg del Consejo de Investigaciones Sociales de Estados Unidos, firmaron un convenio para llevar a cabo el “Proyecto Hemingway”, consistente en conservar y restaurar la documentación del premio Nobel en Cuba. Ahora se hace pública parte de esa documentación digitalizada por especialistas norteamericanos. Se trata de 3194 documentos restaurados y 3000 fotografías cuyas copias digitales se conservarán y podrán ser consultadas en la Biblioteca Kennedy de Boston. Los originales se seguirán custodiando en el Museo Hemingway de Cuba en una sala acondicionada para tal fin. Pronto verán la luz otros mil documentos que se añadirán a lo ya digitalizado. Entre las obras conservadas en la Finca Vigía de La Habana hay que destacar un guión cinematográfico corregido de El Viejo y el mar y un final alternativo de Por quién doblan las campanas.

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