viernes, abril 13, 2007

Futuro imperfecto II

Unas cuantas frases, páginas, y tenemos manifiesto. Una declaración, un motivo por el que seguir matando.

Decidnos cuales son los enemigos, mentid nuestra recompensa. Yo me encargo de las armas: palos y piedras.

Ahora ya los reconocemos, no sirven esas excusas, ¡traidor!, dadle muerte.

Diluidos en el Uno somos la gran fuerza.

Amputad los miembros gangrenados, segad sus ligaduras con las páginas-cuchilla de nuestro credo. Una vez libres de los pensantes colocaremos jefes-computadores formateados en hornacinas de silicio.

La masa peregrinando en viajes de ceros por fibras ciegas, romerías eléctricas que traerán a nuestras casas escenas de comunismo virtuoso, comunismo silícico.

Todos conectados al Uno, ¡hijos eléctricos, llegarán nuevos tiempos en los que nada, por fin, llenará vuestras no-vidas!

Comunistas eléctricos, vuestros cuerpos no volverán a conocer sufrimientos verdaderos. Depositad esas neuronas en la papelera y eliminadlas; nada es necesario ya, sólo voltios y fibras nerviosas conectivas.

Cavernas iluminadas con neones parpadeantes, meras extensiones del Gran Uno, del único, El-Que-Computa.

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