Harto de convencionalismos, cansado ya de mil esperas masturbatorias pongo mi mano entre sus piernas. Me mira sorprendida pero separa un poco los muslos. Acaricio despacio por encima del pantalón. El asiento es estrecho así que pasa las piernas por encima de los reposabrazos. Arquea la espalda. Acelero el ritmo. Cierra los ojos. Paso de la frotación y me inclino sobre sus tetas. Deslizo suave una mano entre las bragas humedecidas y con tres de dedos abro en busca del clítoris. Paso los dedos primero por encima, alrededor. Ahora me centro, los dedos compañeros mantienen la abertura.
Se agarra fuerte de los brazos de la silla y, levantando el culo, oscila pendularmente. Me marca el ritmo. Abre los ojos. Le doy la vuelta. Bajo con violencia sus pantalones y observo mientras me la meneo suavemente. Se impacienta y la penetro; fuerte al principio, decreciendo hasta adaptarme a sus jadeos. Suelta una mano del respaldo y me agarra el culo con fuerza apretándome contra ella. En círculos vuelvo a incrementar los golpes.
La abuela sentada al fondo abre un ojo y nos mira. Mete una mano entre las faldas, la otra sostiene su cabeza sudorosa, y empieza a masturbarse, suave, haciéndose la dormida.
Los cristales empañados distorsionan los faroles que se pierden a nuestro paso.
Continúo con el movimiento lento, circular, manteniéndola en un vilo extático, pero ella, mordiendo la mano que juega con su boca se aparta de mi y se gira de forma brusca. Recorro su boca hasta llegar a los pezones que muerdo gustoso, como ella mi mano.
La anciana, perdido el pudor, se espatarra y pasa a trabajarse con ambas manos.
El ritmo se vuelve frenético. La sangre de mis dedos refresca una boca que ahoga gritos. Los tres lanzamos al unísono un mismo gemido que se confunde con el pitido de la máquina.
Dormimos en paz el resto del viaje.
Se agarra fuerte de los brazos de la silla y, levantando el culo, oscila pendularmente. Me marca el ritmo. Abre los ojos. Le doy la vuelta. Bajo con violencia sus pantalones y observo mientras me la meneo suavemente. Se impacienta y la penetro; fuerte al principio, decreciendo hasta adaptarme a sus jadeos. Suelta una mano del respaldo y me agarra el culo con fuerza apretándome contra ella. En círculos vuelvo a incrementar los golpes.
La abuela sentada al fondo abre un ojo y nos mira. Mete una mano entre las faldas, la otra sostiene su cabeza sudorosa, y empieza a masturbarse, suave, haciéndose la dormida.
Los cristales empañados distorsionan los faroles que se pierden a nuestro paso.
Continúo con el movimiento lento, circular, manteniéndola en un vilo extático, pero ella, mordiendo la mano que juega con su boca se aparta de mi y se gira de forma brusca. Recorro su boca hasta llegar a los pezones que muerdo gustoso, como ella mi mano.
La anciana, perdido el pudor, se espatarra y pasa a trabajarse con ambas manos.
El ritmo se vuelve frenético. La sangre de mis dedos refresca una boca que ahoga gritos. Los tres lanzamos al unísono un mismo gemido que se confunde con el pitido de la máquina.
Dormimos en paz el resto del viaje.
14 comentarios:
Vaya, usted no repara "en gastos" cuando de subir la temperatura se trata, eh?... Así da gusto viajar, y nunca mejor dicho. :D
Es un problema insomnio, me resulta casi imposible dormir en trenes y buses...
Que diferencia entre el anterior y este, ejem.
Un viaje interesante.
Al final todo son palabras que se engarzan de distintas maneras, a su antojo.
De todas maneras con esos sueños no me extraña que tengas problemas para dormir. XD
Je, je, je, será porque ahora duermo solo.
Está bien, aunque yo hubiera cambiado alguna que otra palabra, pero está bastante bien, la idea es buena.
A veces, no me doy cuenta, y comento quizás demasiado abiertamente, y mi intención siempre es buena. Cuando yo digo que cambiaría alguna palabra, lo digo, porque yo a la hora de escribir, rebusco, y lo hago con ahínco, porque me encanta la sutileza. Puedo escribir un texto brutalmente sexual y aún así, quiero que las palabras sean sutiles. Iré más allá, las palabras "espatarrar" o "tetas" no me gustan, me suenan ordinarias, y mi opinión es que, se puede mejorar el texto.
¿Me explico, Angel? ¿y te enfadas? un beso.
Que va, no me enfado, de hecho esas dos palabras las metí después, con toda la intención, me apetecía algo más sordido. De todas formas es la primera vez que escribo algo así, se mejorará. Me gusta tú sinceridad Esther, gracias.
Gracias truk, en parte se debe a tí... y tús lecturas.
eres un niño muy malo, malo, malo.
Soy una ancianita muy cachonda y estoy un poquito salidilla. Si te va lo mayor, avisame papara el próximo viaje, yo te busco la churri y me dejas mirar, vale?
OK concha, ¿te parece bien si organizamos uno en el Transiberiano?
Buenas rati, cuanto tiempo!!!! Confundo deseos, pensamiento y vivencias...
el de paris lisboa esta bien, y pasa por valladolid. en realidad tengo 22 años, pero tengo abuelita voyeur que ha visto cosas sucias, me encantaria poder hablar de esas cosas.....los tres.
la concha
Pues mira, me viene bien, por que yo vivo en Salamanca, así que te vienes con la abuela voyeur y la tortilla de patatas, y hasta París, ya veremos como nos organizamos en el compartimento.
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