miércoles, mayo 14, 2008

Teatrales generosidades: 1808 Napoleón contra los berberiscos

“El 2 de mayo de 1808 se levantó el pueblo de Madrid contra las tropas napoleónicas que iban a imponerle la nueva «civilización»; el alma africana –y a mucha honra– de nuestro pueblo se revolvió contra las mesnadas del hijo de la Revolución que proclamó los abstractos Derechos del Hombre, y este levantamiento fue el principio, no sólo de la recuperación de la independencia patria, sino el origen de nuestras libertades civiles y políticas. De él arranca el liberalismo español. Al levantarse contra Napoleón se levantó nuestro pueblo, aun sin saberlo ni proponérselo, contra el absolutismo de nuestros propios monarcas.

Y en el orden del espíritu, ¿no ha de llegar acaso día en que se levante nuestro pueblo, la parte conciente de él, contra quienes tratan de imponerle una fórmula de cultura que no aprovecha ni puede aprovechar a su alma noble y genuinamente berberisca?

Aprender de ellos, sí, como el Japón ha aprendido de Europa, pero sin rendirnos a su espíritu ni menos reconocer una superioridad íntima que no existe

Para afrentarnos y rebajarnos se inventó aquella frase de que el Africa empieza en los Pirineos, y aquí nos hemos pasado los años procurando borrarla y citándola como un bochorno. Día llegara –tengo en ello fe y esperanza– en que repitamos con orgullo esa frase y digamos a nuestra vez mirando allende nuestros montes linderos: «Europa empieza en los Pirineos.»

Un siglo ha pasado desde que las tropas de Napoleón levantaron aquí, en España, el espíritu de la patria, y ahora parece que las tropas de la República francesa tratan de levantar en Marruecos el indómito espíritu berberisco. Y en el fondo hay lo mismo: la incomprensión del alma de otros pueblos, el fatuo desdén hacia aquellos, que ni se visten ni hablan como ellos hablan y se visten, la falta de respeto a sentimientos y creencias muy lejanos de los propios; todo, en fin, lo que ha estropeado siempre los buenos impulsos iniciales de los pueblos pagados de sí mismos y henchidos de vanidad colectiva. Hasta las generosidades de estos pueblos son generosidades teatrales y de espectáculo.

No sé que pasará en Marruecos; no ignoro el rebajamiento de ese pobre pueblo amodorrado; pero recordando nuestro Dos de Mayo de hace un siglo hago votos porque esos nuestros hermanos de Africa encuentren en un día glorioso el principio de su regeneración y sea para ellos aura que dé nueva vida al noble sentimiento que les mueve a levantarse al ver que profanan las tumbas de sus padres, y las profanan por codicia de mercader sin creencias, un animal condecorado que no sabe Geografía.”

UNAMUNO, Miguel de. Sobre la independencia patria. Publicado en España, Buenos Aires, 2 de mayo de 1908

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