domingo, diciembre 23, 2007

De antiestatistas (y liberales)

“Lo único o casi lo único que éstos querrían dejar en manos del Estado es lo que constituye justamente su función más antigua, la que para Max Weber es el rasgo definitorio del Estado mismo, o sea el control de la sociedad mediante el monopolio de las armas. En modo alguno trato de decir con esto que, puestos a privatizar, deberían empezar por los cuerpos y fuerzas de orden público, pues eso llevaría en poco tiempo a una sociedad cabalmente mafiosa o gangsteril: los magnates y grandes empresarios podrían pagarse verdaderas mesnadas personales, como las de la alta nobleza del siglo XV, y las gentes del común tendrían que adscribirse a su protección o quedarían totalmente indefensas; lo que pretendo insinuar es la sospecha de que contra o que de verdad acaba atentando, a fin de cuentas, los “antiestatistas” no es contra lo estatal, sino contra lo público y social. Lo que el liberalismo realmente aborrece, si quiera sea de hecho y sin saberlo, es lo meramente público: lo público en el sentido mas impersonal, mostrenco y libre, en fin, en la medida en que se sustrae a cualquier clase de adscripción o apropiación. Siempre he pensado que hay una errónea inversión de perspectiva en decir, como se suele, que hoy lo público invade lo privado, cuando la verdad social es justamente la contraria: la vida pública es la invadida y agredida, y la vida privada la invasora y agresora.”

SÁNCHEZ FERLOSIO, Rafael. La hija de la guerra y la madre de la patria. Destino, 2002.

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