miércoles, febrero 01, 2006

Un hombre libre (Homenaje a Maldoror)

Tras eso, arrebátale a sus hijos, a empujones tumbarlos y, ya en el suelo, destriparlos con las botas que habías comprado el día de tú boda. Hecho todo esto estarás preparado para asestar el segundo golpe. Ve hacia la habitación de la mujer, una vez dentro muéstrale las cabezas ensangrentadas de sus dos hijos. “Murieron como héroes” le dirás. Asintiendo tomará las cabezas entre sus brazos, sorberá la sangre coagulada en sus rostros. “Murieron como héroes”, ella asentirá sin hacer preguntas. El dolor es suficiente, no para ti, aún estás ávido. Coge las cabezas, las tres, las heroicas ensangrentadas y la abúlica y llorosa. Ve de nuevo donde dejaste, atado, al padre y entrégaselas. Puestas a sus pies cuéntale como ella te ofrecía el cuerpo a cambio de su vida, y como tomaste ambos. Narra, detalladamente, la violación de su alma. A él no lo mates, no lo merece, era un buen padre, buen esposo. Cuando, pasado el tiempo, renazcan tus ansias de justicia, acude a su casa y pide que te convide a café. Recién hecho arrójalo sobre su cara, eso borrará, definitivamente, la sal de sus ojos, le habrás hecho un segundo favor. Su existencia será, a partir de ese día mucho más sencilla. El engendro, encerrado en la antigua casa familiar, no habrá de volver a preocuparse por la manutención de su estirpe, por los caprichos de su mujer, le habrás hecho, por fin, un hombre libre.

3 comentarios:

Sota dijo...

Guau...

Anónimo dijo...

Cuidado con el perro... ja, ja, ja.

Sota dijo...

No es bueno dejarlo fuera de casa cuando llueve...